Universidad
Alfonso Reyes.
Fisiología
del ser humano I
Nombre:
Stephanie Martinez Silva.
Matricula:
3288
Fecha:
18/07/2013
Maestro(a):
Alethia Rangel.
Introducción:
Cómo debemos enseñar la sexualidad a nuestros hijos adolescentes En este
ensayo estaremos mostrando interesantes estadísticas y hablando de la
problemática sexual, así como de algunos mitos que existen en torno a la educación sexual. La
Educación Sexual es un tema que preocupa a padres y educadores. La familia es
el lugar privilegiado para enseñar y formar a los niños y adolescentes en la
comprensión del don de la sexualidad y del correcto ejercicio de ella. Hablar
de sexualidad es positivo y enriquecedor, nunca debe ser tratado como algo
sucio u obsceno. Ha de haber respeto, seriedad e, incluso, admiración ante el
hermoso hecho de que somos hombres y mujeres y podemos dar vida a otro ser
humano.
Es muy importante que los padres
de familia escuchen y aprendan muchas veces, hablar sobre sexualidad es un tabú
en la familia y los adolescentes aprenden más con los amigos que con los
padres. Y cuando se enseña, en la
mayoría de las ocasiones, se enseña mal y los adolescentes no reciben una idea
clara de lo que es el sexo ni del valor que tiene la sexualidad.
La Educación Sexual es un tema que
preocupa a padres y educadores. La familia es el lugar privilegiado para
enseñar y formar a los niños y adolescentes en la comprensión del don de la
sexualidad y del correcto ejercicio de ella. Hablar de sexualidad es positivo y
enriquecedor, nunca debe ser tratado como algo sucio u obsceno. Ha de haber
respeto, seriedad e, incluso, admiración ante el hermoso hecho de que somos hombres
y mujeres y podemos dar vida a otro ser humano.
Primera Infancia
(aproximadamente hasta los 7 años): Durante la infancia los niños
“descubren” la existencia de los sexos: saben que hay niños y niñas y que son
diferentes. En esta edad es muy importante que los padres digan a sus hijos lo
felices que se sintieron cuando supieron que era “él o ella” en el momento de
nacer o en una ecografía. El niño está desarrollando las bases de su seguridad
personal y de su propia personalidad y necesita mucho el saberse querido y
aceptado como es, por aquellos que más ama: sus padres.
Otro elemento muy importante en esta
edad es el desarrollo de una relación de confianza con los padres. El niño debe
sentirse siempre seguro de que sus palabras son escuchadas, creídas y aceptadas;
obviamente esto implica estar atentos a las pequeñas mentiras o fantasías
normales y ayudarle al niño a reconocer entre la realidad y sus sueños y a
asimilar que es mejor siempre decir la verdad aunque duela. Esto facilitará que
más adelante sea a sus padres a los que consulte sus dudas respecto a su
sexualidad, y disminuirá el riesgo de ser objeto de abuso. Un niño bien
atendido, que confía en sus padres y está advertido de los extraños, es una
presa difícil para quienes abusan de menores.
Objetivos en la educación sexual a esta
edad: que el niño desarrolle una sana afectividad por quienes les rodean y
hacia sí, que el niño vaya conociendo progresivamente las diferencias sexuales
entre hombres y mujeres, que viva con naturalidad su realidad corporal y sus
funciones, que vaya adquiriendo un vocabulario adecuado para estas realidades,
que comprenda la importancia del amor en las relaciones familiares, que
reconozca el papel de la familia en su vida y su papel en su familia, que
comprenda que los niños tienen padre y madre, que se desarrollan en el vientre
de su madre (generalmente basta hablar de una semilla inicial), que sepa los
conceptos básicos del nacimiento de los niños y la necesidad de mayor atención
y cuidados que tienen los bebés, que comprenda y viva que el crecimiento no
sólo es aumento de tamaño sino que implica responsabilidades
Medios que pueden utilizar padres y
formadores: tener manifestaciones de cariño hacia los niños, éstas dependerán
de las costumbres de la familia, del carácter de los niños, etc; pero nunca
pensar que porque han dejado de ser “bebés” ya no necesitan besos, caricias,
abrazos, palmaditas en el hombro, etc. demostrar siempre cariño y atención a
sus preguntas y comentarios, que los niños vean que tiene atención, pero sin
permitirles abusar ser claros y veraces ante las preguntas de los niños,
adecuando la cantidad de información a la capacidad de comprensión del niño
aprovechar las oportunidades que presentan los hechos de la vida normal: la
llegada de un nuevo hermano o primo generará curiosidad y la posibilidad de
entablar muy buenas conversaciones estar atentos a la información que los niños
están recibiendo por televisión u otros medios. Saber mostrar lo que es natural
y que hay personas que realizan conductas diferentes no adecuadas desde los 3
años los niños comienzan a entender la importancia de la intimidad y el pudor.
Fomentarlo con el testimonio y las palabras si sorprenden a los niños en juegos
o comportamientos inadecuados, distraerlos y buscar que se interesen en otros.
Si insisten o preguntan por qué no pueden jugar a eso, decir que no está bien y
no tocar nuevamente el punto
Segunda Infancia (7 a
9 años): Esta es una edad relativamente tranquila en la que el niño madura
intelectual y moralmente. Acostumbra a ser llamada la edad de la obediencia
porque los niños suelen ser dóciles a las indicaciones de los mayores. En esta
edad la sexualidad se expresa en un vivo sentido del pudor, los niños ya no
desean que sus madres les ayuden a bañarse ni que los acompañen al baño. Es tal
vez señal del inicio del sentido de expresión de la propia dignidad.
Inicialmente niños y niñas se mezclan fácilmente, pero poco a poco comienzan
una progresiva separación de sexos, dejando de jugar juntos. Demuestran interés
por el papel y características sexuales de ambos sexos. Hay mayor curiosidad
por el embarazo y el papel del padre en la procreación. Ya a los nueve,
comienzan a buscar material informativo: dibujos, explicaciones, preguntan a
los amigos y si alguno del grupo adquiere información con facilidad la dará a
sus compañeros, aunque no sea de la mejor forma posible. Es una época serena,
pero la curiosidad sexual sigue existiendo y actualmente hay muchas formas en
que un niño puede acceder a información sin necesidad de consultar a sus
padres. No hay que temer adelantarse, se puede ir tanteando terreno con
comentarios y preguntas en momentos de conversación tranquila y sin
interrupciones para ver qué tanto saben, qué intereses o curiosidades tienen.
En general el niño o la niña harán
preguntas, si no las hacen es mejor adelantarse y plantear el tema. Su interés
es intelectual, curiosidad sana por comprender algo que pertenece a la vida
cotidiana. Siempre es mejor que reciba la información de sus padres, antes que
de un amigo o de una revista o película, es mejor adelantarse un poco que
llegar tarde.
Cuando se entable la conversación, hay
que evitar que sea un simple informar y en realidad sea una formación en el
amor. No es necesario decirlo todo de una vez, se pueden dar algunas informaciones
básicas dejando la puerta abierta para próximas “charlas”. Terminar, por
ejemplo, con un “cuando tengas otra duda me dices y continuamos”, “hay otros
elementos del mismo tema, pero creo que por hoy es suficiente, así tenemos tema
de conversación para la próxima”. Y no tener miedo de decir al niño que es
mejor que todo esto lo sepa por sus padres o formadores que por amigos o
extraños, porque ellos no siempre tendrán toda la información y pueden
equivocarse.
Es muy importante en esta edad continuar
formando integralmente a los niños, en los valores morales, en el ejercicio de
la voluntad, en la docilidad a la propia conciencia. A esta edad comienzan a
ser capaces de entender porqué ciertas acciones no se hacen, porqué sus padres
les prohíben algunas compañías o ir a ciertos lugares; pero para entender
necesitan saber, los padres deben dialogar con sus hijos, llevarlos a
interiorizar e ir haciendo suyos normas y principios de conducta. Algunos
elementos prácticos que pueden ayudar: acostumbrarlos a hacer pequeños
sacrificios, fomentar los momentos de conversación en privado con cada hijo: al
salir de compras, al ir a recoger al hermano, saber qué material reciben
nuestros hijos: por TV, revistas, Internet, los amigos, etc. Los
objetivos más específicos de la educación sexual a esta edad están en una
situación intermedia entre los de la primera infancia y de la pre pubertad. En
este sentido dependerá mucho de la madurez de cada niño, de la situación de la
familia, de la realidad que lo circunda y por lo tanto, es importante para
padres y educadores comprender que cada niño es diferente y que debe adaptarse
y adecuarse a sus necesidades. Esto es exigente, pero es señal de verdadero
amor y cariño.
Medios que pueden utilizar padres y
formadores: continuar demostrando el cariño y la confianza en ellos, pueden
“rechazar” las demostraciones de cariño porque “ya soy grande”, pero es una
pantalla y necesitan seguir sintiendo que son importantes para sus padres,
mantener el clima de confianza, que los niños sepan que sus padres les escuchan
sin burlas ni prisas, que responden siempre con la verdad, que no rompen sus
confidencias innecesariamente, fomentar conversaciones “en privado”,
interesarse por los gustos, las preocupaciones y los intereses de los niños
- aprovechar los momentos en que se está a solas
con los niños, al recogerlos en el colegio, al terminar las tareas
escolares, cuando papá ha tenido una comida de negocios, etc. Si no se dan
espontáneamente, entonces es bueno producirlos: invitarlos a comer fuera
“solos mamá o papá y tú, para que podamos conversar de tus cosas”
- conocer las amistades y las actividades que
los niños realizan, involucrarse en ellas y estar presentes
- estar atentos a cambios de comportamiento,
aunque difícilmente implicará algo muy grave, sí puede ser manifestación
de una preocupación y una ocasión muy buena para entablar una conversación
- a esta edad los niños son capaces de razonar y
comprender los por qué de normas e indicaciones. Comenzar a darles las
razones de las cosas, explicarles y no cansarse de repetirles que buscan
su propio bien y que en ocasiones implica decir no o marcar límites
Pre-adolescencia
(aproximadamente desde los 9 a los 11 años): En esta edad los niños gustan de la
camaradería con otros de su mismo sexo y tienen una enorme energía y capacidad
de actividad, que resulta agotador para los adultos. Existe además, un
antagonismo entre los sexos que alcanza su punto máximo alrededor de los diez
años. Los niños “desprecian” y se ríen de las niñas y ellas los consideran
“salvajes” e “incivilizados”. En general a esta edad se mantienen separados por
propia iniciativa y les desagradarán las actividades en que los junten,
especialmente a los niños, que poseen ya mucha más fuerza física y tienden a
realizar juegos más bruscos y que se sienten oprimidos cuando se les pide más
suavidad porque “hay niñas también”. Algunos niños y principalmente algunas
niñas, pueden llegar a la pubertad a los 11 años o antes. Es bueno que ya sepan
lo que esto significa aunque sin sobredimensionarlo. En esta edad los niños ya
tienen conciencia clara de lo que está mal, aunque a veces creen que son faltas
graves cosas que ni remotamente lo son. Los padres y educadores deben continuar
trabajando en la formación de la conciencia y voluntad de los niños, en la
generosidad y preocupación por los demás. Además es una excelente edad para
interesar a los niños en deportes y actividades que los lleven a utilizar la
enorme energía que tienen, siendo además un medio muy bueno para colaborar en
la formación de la voluntad y de la capacidad de sacrificio: si deseas ser
bueno en los deportes debes entrenar y sacrificarte.
En esta edad suelen presentarse
períodos de ambivalencia. Los niños pasan de la mayor obediencia y docilidad a
la rebelión absoluta. Está comenzando a autoafirmarse y formar su propio
carácter. La conciencia empieza a construir un sistema de valores más personal.
Es muy importante la compañía, la proximidad y el testimonio de los adultos
alrededor de los niños. Si no hay coherencia o las palabras no se corresponden
con las experiencias, el niño estará confuso y no sabrá cómo reaccionar, o
simplemente creerá que todos son así y, por lo tanto, es posible decir una cosa
y hacer otra; hacer una cosa un día y al siguiente distinto según me convenga o
me “dé la gana”.
Los padres tiene la difícil tarea de
encontrar el justo equilibrio entre libertad y autoridad, evitando los excesos
de abandono, dejadez, afecto y sobreprotección y autoridad. Los niños a esta
edad necesitan que se les marquen límites y se les den pautas, pero también que
se les permita responsabilizarse y hacer elecciones. Hay que ir poco a poco. Se
puede comenzar permitiéndole escoger qué ropa desea ponerse, las primeras veces
puede ser recomendable ofrecerle opciones: el pantalón azul o el marrón; luego,
cuando se sienta más seguro y tenga algunos parámetros de estética podemos
dejarlo escoger libremente. O tal vez sea el postre, el juego o el lugar de
paseo.
Y por otro lado ya es posible darle
responsabilidades. Ya desde pequeños (cuatro o cinco años) los niños desean
“contentar” a sus mamás con pequeños servicios, que tal vez no hagan tan bien
como ellas, pero es bueno dejarlos porque así aprenden a compartir el trabajo.
Al alcanzar esta edad ya pueden responsabilizarse por alguna función en casa:
alimentar al perro, sacarlo a pasear, sacar la basura, secar los platos, poner
la mesa el domingo, etc. Siempre adecuado a su capacidad y habilidad.
No quedan dudas que esta es la etapa en
la que más abiertamente hay que comenzar a tratar con ellos los temas
relacionados con la sexualidad, la procreación, etc. El momento exacto y más
adecuado deben distinguirlo los padres, pues de ellos es la responsabilidad, ya
que son los que mejor pueden explicarlo a su hijo. La escuela puede colaborar,
pero respetando el papel principal que la familia debe realizar.
Ya desde los 10 años (incluso antes)
las niñas comienzan a preocuparse con el tema de “ser mujer”, las relaciones
con los varones, llegar a ser madres, la virginidad. Es muy importante que la
mamá se haya convertido en su amiga y confidente, que sea ella la que le dé las
informaciones, las respuestas y la ayude a formar el corazón y los sentimientos
para madurar correctamente. Lamentablemente hoy, pocas mamás se consideran
preparadas y creen que deben dejarlo todo en manos del colegio.
A esta edad las niñas pueden comprender
perfectamente todo lo relacionado con su sexualidad y sienten curiosidad porque
están experimentando los cambios en su cuerpo. Tendrán compañeras o amigas o
primas que ya han llegado a la pubertad, algunas que tienen novio o verán las
parejas en el colegio y en los lugares de entretención. Hay que hablar con
ellas, explicarles todo con un lenguaje a su alcance pero correcto, no creer
que “eso ni se le ocurre”y menos aún “ya lo sabe todo”. Nunca será bastante lo
que se haga para educar en el verdadero amor, en el valor de la castidad y
virginidad como señal de respeto a sí misma y de amor hacia aquella persona con
la que se unirá en matrimonio.
A las madres y educadoras o formadoras, puede servirles para iniciar el tema,
dar una charla a un grupo pequeño sobre los cambios físicos y fisiológicos que
se viven en esta etapa y dejar la puerta abierta a responder dudas personales
cuando lo necesiten. Siempre hay que superar lo puramente fisiológico o
biológico; en toda respuesta, en toda conversación hay que llevar hacia la
formación del corazón, de sus afectos y de la valoración y respeto de su cuerpo
y corazón.
Algunas consideraciones: los niños deben ir conociendo su
sexualidad poco a poco hasta su pleno descubrimiento en la adolescencia la familia es el principal educador de
los niños en la sexualidad, y en ella, los padres. la educación sexual debe insertarse en orden a una completa
formación moral de los niños y jóvenes, buscando formar una actitud sana hacia
la sexualidad humana, basada en el respeto a la dignidad de la persona, en la
virtud de la castidad y en la práctica de la auto disciplinados en la familia, la educación sexual no
necesita programarse debe hablarse de ella en el momento adecuado, siendo la
enseñanza ocasional en muchas ocasiones la más eficaz la base de la educación sexual exitosa en la familia es la
relación de confianza entre padres e hijos. Si los niños y adolescentes se
sienten libres para presentar sus dudas a los adultos y saben que recibirán
atención y una respuesta verdadera, siempre acudirán y buscarán en ellos la
información necesaria una estructura
familiar sana es uno de los mejores maestros de sexualidad para los niños y los
adolescentes los educadores deben
colaborar con los padres, intentando involucrarlos en los programas que se
siguen en la escuela maestros y
padres enseñan más por el testimonio y ejemplo que por las palabras
Medios que pueden utilizar padres y formadores:
- en las conversaciones utilizar términos
correctos, sin convertirla en una disertación científica.
- unir sexualidad y afectividad: el amor entre
un hombre y una mujer es el fundamento y razón de la vivencia de la
sexualidad en el matrimonio
- tratar al final de la etapa, principalmente con
las niñas los temas de la virginidad, la homosexualidad, las relaciones
pre-matrimoniales; sin detalle, sino desde el punto de vista de la
vivencia del verdadero amor (hay personas que no han aprendido, porque no
se les explicó, que la vivencia de la sexualidad verdadera, necesita
esperar a la persona con la que unirá su vida para formar una familia, que
es verdadero amor el que sabe esperar y respetar al otro y el que no busca
satisfacer el propio egoísmo sino darse a los demás, etc. Ideas como estas
van calando en la mente y el corazón de los niños y, aunque después se
alejen o se dificulte el diálogo, están ahí y saldrán en los momentos
adecuados)
- es importante reforzar el mensaje sobre la
necesidad de vivir el pudor y el cuidado del propio cuerpo y la propia
intimidad. En general lo que ven en la publicidad y en los lugares
públicos se opone a esto, es importante ir ayudando a los niños a crear su
propia opinión y decisión, y no dejarse llevar por el ambiente. Por esto
es tan importante ayudar a los niños a formar correctamente su conciencia
Conclusión:
La educación sexual
podríamos definirla como aquel proceso educativo continuo, vinculado
profundamente a la formación integral de niños y jóvenes que les aporta
información científica y elementos de esclarecimiento y reflexión para incorporar
la sexualidad de forma plena, enriquecedora y saludable en los distintos
momentos y situaciones de la vida. Está muy relacionada al desarrollo afectivo
y emocional; no hay que caer en el error de enseñar la sexualidad como una
práctica profesional de sexo, el sexo no es sólo conocimientos y habilidades,
sino que está muy influenciado por los sentimientos. El objetivo de dicha
educación es lograr que se posponga la iniciación sexual y que ésta se exprese
de forma responsable.
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